Hombres-rutinarios, hombres-máquina, burócratas, burgueses, comerciantes, felices inquilinos de Beocia: en el tranvía, en la calle, a vuestro lado, rozando vuestras ropas, conversando con vuestros hijos, van unos seres mucho más peligrosos que los bolcheviques: los artistas puros. Tienen una aspiración aún más tremenda que la esperanza del proletariado: quieren suprimir el pacífico sol de vuestras digestiones, la lívida lluvia de vuestros idilios, el rosado cielo adonde soñáis ascender en compañía de vuestras respetables familias para sentaros cómodamente a la diestra de Dios padre.
¿Qué hacen vuestros valientes generales, vuestros virtuosos obispos, vuestros honorables policías?
José Díaz Fernández
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