lunes, 7 de abril de 2014

Meet me in the morning



Caminaba hacia el final, como escribir sin fumar, como escribir para algo, perpetuando inútilmente la sonrisa, con las etiquetas puestas, con su insostenible objetivo. En el fondo estaba aburrido del camino, de ese azul constante del cielo, de las señoras del parque y de todas las flores porque había dejado de dolerle. Había olvidado cuando había dejado de correr. Había olvidado el golpe salvaje. Se limitaba a vestirse, peinarse y sonreír. Sobre todo sonreír. Temía llorar y recordar. Sobre todo recordar. Trataba de recomponer su identidad, de no perderse, pero desgraciadamente los extremos no estaban unidos, no se tocaban porque se estaban limitando a ser una misma cosa, a ser blanco o negro pero no unidad, el gris no era una respuesta posible. Cómo volver al doctor y contarle que no había gris esa tarde, que todo estaba lleno de colores. Cómo decirle que no podía sacarse a su padre, qué no podía sacarse la corbata porque no la llevaba puesta. Pero tía Annie y los demás no estaban preocupados, sólo se aferraban a lo poco que quedaba de él para que no perturbase demasiado sus vidas, para seguir recibiéndole con esas pastitas asquerosas de mantequilla los miércoles y no tener que improvisar. Pero el odiaba su papel, lo hubiera cambiado incluso por el de tío Alfred que apenas podía levantarse del sofá. Sobre todo no tener que improvisar. ¡No, no! No podía ser eso, no podía ser... Estaba lloviendo. Tenía que soportarlo, tenía que seguir el guión pero una lágrima y luego todas las demás y todos estaban allí, quietos, mirándole, sin saber que decir, padeciendo el nerviosismo de querer hablar cuando no hay palabras. Sobre todo no había palabras. Entonces eso era recordar, eso era por fin no volver atrás. Después la muerte de tía Annie y todo lo demás. Vuelta a la falsa y al café y al insomnio. Vuelta al viejo y solitario cuarto de Richmond street. Vuelta a su padre pero sin las etiquetas. Encendió un chesterfield, borró tres veces la misma frase y recordó las pastas de tía Annie y así, en la incertidumbre a las seis de la mañana... Vuelta a la risa.

viernes, 3 de mayo de 2013

Allí dónde cuenta más el oro que el loro


Por creernos esclavos cavamos una zanja y otros, que también se creen esclavos, nos cubren de arena.



viernes, 26 de abril de 2013

Minucias


Hay días en que el dolor se transforma, pasa por una espiral de colores y ya no es negro, ya no es malo ni es bueno, ya no es monstruo ni es santo. Hay días en que pasa a ser otra cosa y se desdibuja y se acomoda y me llena lazos. Hay días en que saco a pasear todos mis rectángulos para perderlos en la búsqueda desesperada de la curvatura, del círculo, del tiempo, del origen, del viento. Y descubro, en esos días, que no reconozco mis manos y quiero hablar del mar y del sol y de mí y de vosotros, pero no recuerdo los fonemas. Hay días en que olvido la fantasía, en que pierdo la fe, en que vuelve la música, en que vuelvo a la escuela, en que rompo los acuerdos. Y me desnudo en todos los supermercados y me encuentras en todos los odios y despierto a los leones. Hay detalles que me atrapan y cristales que se rompen con la llegada del verano.


jueves, 7 de febrero de 2013

Andamos así




Andamos así todos, buscando la nota exacta, la nota que es, la hora exacta, la hora que es, la persona exacta, la persona que es, el minuto, el momento, la voz, el olor… El brazo exacto, el brazo que es.

Andamos así, cada uno en nuestro barco, tan inconscientes del mar que nos separa, tan estúpidos, buscando el viento exacto, el viento que es, para alzar la vela exacta, la vela que es.

Andamos así como si nada, como si no fuese la vida exacta, la vida que es. 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Las partes de una noticia





Epígrafe: Alicante.
Titular de noticia: He cerrado los espacios.
 Entradilla: Andrea Andreu Corrales declara que el umbral de la sonrisa fácil se ha vuelto inaccesible. “He vuelto a los silencios”.

Bajada:
- Parece que hoy está nublado.
- Me duele la cabeza.
 - Pues nada… ya estamos en septiembre.

 Cuerpo de la noticia: El fenómeno ha tenido lugar hoy en la madrugada del día sábado 1 de septiembre de 2012, coincidiendo con la subida del IVA. Los varios intentos por parte de los periodistas y familiares para que la protagonista acceda a una entrevista han sido en vano. Las únicas declaraciones obtenidas en el lugar del crimen han sido las siguientes: “¿Cómo explicar que las ausencias sean permanentes?” y “¿Podría usted darme un vaso de agua?” Finalmente la joven de pelo castaño alegó: “He vuelto a los silencios”. Los expertos confirman que hay un gran número de posibilidades de que tras un largo e intenso contacto con seres humanos la chica quedase exhausta. Otras fuentes minoritarias alegan que el origen podría deberse a un ataque alienígeno. De momento estamos a la espera de nuevas noticias pero prometemos mantenerles en contacto.

Foto: robada.
Fuente:   El periódico narcisista.

martes, 21 de agosto de 2012

There are some monsters out there


Padecer  la  imperfección de los segundos. Sufrir en el absurdo de la fuerza de gravedad y otros matices.  Con el miedo.  Conocer a la muerte, saludándote, con tu misma sonrisa cínica. Huir. Esperar  sentado por si late, por si despierta, por si de pronto un beso o alguna otra banalidad. Por si de pronto caminar con los zapatos llenos de lluvia descalzo por la calle para encontrarte con ella, etérea bajo la luz de la farola.  Pasar de largo por si acaso penetrase en el umbral  del pálpito imposible.  Por si ella lo supiese, seguir así, sin recuerdos ni sorpresas. Sin luz. Mejor permanecer en la rueda, en la imperfección de los segundos… Por si vuelve. 

viernes, 20 de julio de 2012

Miserias humanas, parte 2

Andamos tan faltos de cariño, tan siervos de una caricia que, en ocasiones, un animal pequeño, un insecto, encuentra un águila distraída y se queda para siempre a vivir en su pelusa.





Sólo por el calor que emite.