Cuando una bala explique la profundidad de una garganta.
Cuando una bala comprenda lo paradójico del ayer.
Cuando una bala contenga la lágrima prematura, cuando una bala me sude las manos.
Cuando una bala, en el silencio escrupuloso de un abrazo, me susurre.
Cuando una bala se extrañe de sí misma y entienda lo efímero de un parpadeo.
Cuando una bala cargue con la distancia absurda de una vida.
Cuando una bala mimetice el encanto de este poema a medias.
Cuando una bala mimetice el encanto de este poema a medias.
Cuando una bala... amanezca.
Disparos que alcanzan. Es precioso.
ResponderEliminarBeso.
Las balas que más duelen son, a veces, las más queridas.
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