-Estoy aquí. Rió ella, distante, como siempre. Forzada, como últimamente. Escondida.
-No, lo digo enserio. Aquí, que pudieses tocarme, que pudieses sentir como lo hago yo.
Se miran. Le duele, le duele mucho.
Y entonces, sin más, ocurre. LLora, llora la niña que lleva dentro, esa a la que le cuesta respirar y que anda siempre acatarrada. Llora la niña que está muriendo.
¿Y él? Él sonríe por dentro.
Esto deben ser los genes querida Andrea, te clavas en el alma del que te lee.
ResponderEliminarBesicos para ti
No sabes hasta que punto me alegra leerte de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Amadeus, he estado en standby, pero parece que vuelvo.
ResponderEliminarMuchas gracias. A mi me alegra que me leas. =)
Andre, sonríe siempre :)
ResponderEliminarY hoy viernes, y te quiero ^^
ResponderEliminarY me alegro de pasar por aquí y volverte a leer.
ResponderEliminarMe conmueve esta escena. Me conmueve mucho. Leer dos, tres veces tu texto y ver la carita de la niña... Cuánto me alegro de haber llegado a este rincón.
ResponderEliminarEres una artista Andrea :)
ResponderEliminarTe agrego que me he hecho un blog, un besito